El mejor Madrid también sufre

¡¡Neymar, de pitado a salvador!!



El brasileño, pitado durante los 90 minutos, se inventó un remate de crack absoluto en el descuento para dar la victoria a los de Tuchel ante un gran Estrasburgo.


El PSG venció por la mínima al Estrasburgo gracias a un gol espectacular de Neymar en el descuento. El brasileño, pitado por su afición durante los 90 minutos, se inventó un remate acrobático con la izquierda para dar la victoria a los de Tuchel, ante un Estrasburgo que realizó un partido impecable, incluso teniendo ocasiones para ganar el partido, pero se toparon con un buen Keylor Navas en su debut.
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El Estrasburgo salió a París con la personalidad que le ha llevado en los últimos años a lograr dos ascensos consecutivos (de tercera a Ligue 1) y a conseguir la temporada pasada contra todo pronóstico la Coupe de la Ligue. Thierry Laurey planteó un partido muy defensivo con un 5-4-1 que tenía como principal objetivo el de que Neymar no recibiera por dentro. Lo consiguió y no sólo eso, sino que los alsacianos tuvieron buenas oportunidades, como un disparo desde la frontal del área de Ajorque que rechazó Keylor Navas con una gran estirada.
A Neymar poco le importaron los pitos del Parque de los Príncipes para pedir el balón. El brasileño, que volvía a disputar un partido con la camiseta del PSG por primera vez desde el 11 de mayo, fue lo más destacado en los primeros tramos del encuentro. Tuchel salió con un 4-2-3-1 muy claro que tenía como objetivo abrir a los extremos, Di María y Sarabia, con el objetivo de darle la manija de la zona central a Neymar. El plan sobre el papel era interesante, pero el gran repliegue del rival condicionó los primeros 45 minutos.
Con un PSG con dudas en cada ataque, el Estrasburgo empezó a creerse que podía sacar algo positivo del Parque de los Príncipes a partir del minuto 20. El equipo de Laurey comenzó a trazar ataques muy elaborados y, con la profundidad de Lala y Carole en las bandas, el PSG empezó a recular. Fueron 25 minutos de incertidumbre para el PSG, y todo precedido por un doble pivote que no tenía a un jugador por detrás que los sostuviera. Verratti y Gueye estuvieron muy expuestos en cada ataque del rival y dejaron muchos espacios a su espalda que intentó aprovechar el Estrasburgo. No obstante, no hubo goles transcurridos los primeros 45 minutos.
La segunda parte fue similar en cuanto a guión se refiere. El Estrasburgo continuó con el defensivo plan inicial y el PSG intentó aumentar el ritmo para desmantelar el gran repliegue del conjunto alsaciano. Neymar estuvo mucho más incisivo en el tramo inicial de la segunda mitad, pero como en la primera, fue de más a menos, aunque gozó de una gran ocasión tras un espectacular cambio de ritmo que rechazó Sels con una buena parada.
El Estrasburgo volvió a consolidarse como uno de los equipos más trabajados de toda la Ligue 1. Laurey es un experto en dormir los ritmos del partido y ante el PSG no iba a ser menos. El trabajo colectivo de todo el equipo, especialmente de Bellegarde y Sissoko en el doble pivote, fue inmejorable. Y, además, Ajorque tuvo otra vez el 0-1 en un uno contra uno contra Keylor que sacó el guardameta costarricense yendo al suelo.
El fútbol es un deporte impredecible. Neymar convirtió los pitos en aplausos en cuestión de segundos. Con todo el pescado prácticamente vendido, el brasileño se sacó de la manga un recurso de genio absoluto, marcando un remate acrobático/chilena con la izquierda tras un centro de Diallo que no era del todo bueno, dejando claro que pocos futbolistas hay como él al máximo nivel. El PSG venció a un Strasbourg que realizó un auténtico partidazo y que no mereció la derrota, pero ante el talento de Neymar, poco se puede hacer. Victoria importante para los de Tuchel antes de afrontar el decisivo partido del miércoles ante el Real Madrid.

!!Ansu Fati brilla, Suárez ejecuta¡¡

Ansu Fati brilla, Suárez ejecuta


El joven canterano impresiona ante un Valencia que acabó siendo castigado por un enorme retorno de Suárez. De Jong y Piqué completaron la goleada.


Regresó el Barça al Camp Nou y ofreció de nuevo su versión más agresiva de la mano de Ansu Fati, que en tiempos de debates antiguos aporta una frescura que enamora al Camp Nou y de un Suárez que regresó con el fusil cargado. Ansu se ha ganado por méritos propios la devoción de una grada que lleva mucho tiempo buscando una figura que reivindique la apuesta por la base. Tiene todo lo que gusta al socio: desborde, velocidad, descaro, desparpajo y humildad. Sobre todas esas virtudes construyó el Barça su victoria por 5-2 ante el Valencia. Ya llueve menos en Can Barça.
Era un partido precedido por tanto ruido por ambas partes que se esperaba que algún veterano de cualquiera de los dos contendientes dijera eso de que "aquí estoy yo" y tomara el toro por los cuernos. Un partido de jugadores, vamos. El Barça llegaba al duelo tras vadear mas mal que bien todo el lío de la entrevista de Messi y el Valencia con el cambio de entrenador en contra de la opinión del vestuario comparecía en ignición. Por si faltaran ingredientes, el duelo era la repetición del último partido de la pasada temporada, la final de Copa, en la que el Valencia derrotó al conjunto catalán.
Y ante este panorama, no fue ninguna estrella consagrada la que decidió de buenas a primeras hacerse con el ritmo del partido, fue un chaval de 16 años que tardó 1 minuto y 57 segundos en marcar el primer gol del partido. Ansu Fati salió liderando al Barça. Tal como suena. Cada vez que intervenía en el juego pasaba algo, era una pesadilla para un Valencia que parecía preguntarse “¿de dónde sale este crío?”. Un adolescente que cinco minutos después de marcar se rifó como quiso a todo un jefe de la defensa como Garay para servir a De Jong el 2-0. El descaro, al poder.
Ni Griezmann ni nada. Ansu pasó a ser el estilete del equipo blaugrana y a los 16 minutos casi convirtió su segundo tanto buscando la escuadra de Cillessen.
Pero el Valencia, paciente, esperó su oportunidad y no varió el plan basado en aprovechar la velocidad de Gameiro, que avisó por primera vez ganando la espalda de Semedo, pero tiró fuera. A la segunda oportunidad, rompió el fuera de juego para marcar el 2-1 que fue validado después de que el VAR rectificara la decisión del asistente.
Y de nuevo, ante la duda, la reacción culé la protagonizó Ansu, que a los 32 minutos volvió a buscar el ángulo del marco de Cillessen. No obstante, el partido estaba abierto. A las arrancadas de Ansu, el Valencia respondía creciendo como conjunto.
Necesitaba el Barça en la segunda parte imponer jerarquía y por eso, Suárez empezó a calentar nada más iniciarse el segundo acto.
Pero mientras el uruguayo se preparaba para entrar, fue Piqué el que ejerció de delantero centro clásico. Después de un córner en el que había subido a rematar, se quedó en zona de ataque porque el Barça tuvo continuidad en la jugada. Griezmann chutó desde la frontal, Cillessen falló y Piqué, que seguía por ahí, empujó el balón a la red.
A la hora de partido ingresó Suárez en el campo en lugar de Ansu Fati, que se fue al banquillo entre la ovación de un Camp Nou puesto en pie. El uruguayo, mientras el estadio aún coreaba el nombre de su nuevo ídolo, convirtió en gol la segunda pelota que tocó con un disparo ajustado que entró tras tocar el palo. 20 minutos después, a pase de Griezmann marcó el quinto para certificar que este Barça en casa, mete miedo porque la combinación entre las ganas de Ansu y la experiencia de Suárez es un cóctel perfecto. Falta que funcione fuera de casa y que no se den errores que en Europa se pagan muy caros como el último tanto de Maxi.

¡¡El mejor Madrid también sufre!!

Benzema celebra uno de sus goles al Levante.


Primera parte soberbia del equipo de Zidane y de Benzema, que hizo dos goles, y mal final ante un Levante crecido. Debutaron Militao y Hazard. Marcó Mayoral y pidió perdón.



Fue uno de esos raros días en que se celebró en el campo el fracaso en el mercado. Porque con los que estaban y con los que regresaron (James), el Madrid ofreció la mejor versión sinfónica desde que volvió Zidane y, sin embargo, fue incapaz de ahorrarse la fatiga final. Fue un encuentro de todos para todos, pleno de solidaridad, seriedad defensiva y buena organización estropeado por falta de puntería y falta de contundencia. En la cima de la pirámide quedaron Benzema, el verdadero hecho diferencial del equipo, y James, que empapó en sudor su reconciliación con el técnico. Para cuando debutaron Militao y Hazard, el Madrid había perdido ya su encanto y su fiabilidad.
En fútbol no hay donde esconder la flaqueza. Y en el Madrid asoma desde hace tiempo porque el equipo se ve desvestido en el centro del campo tras pasar el verano haciéndole hueco al imposible de Pogba y porque anda atolondrado atrás. Así que rival tras rival calcan el plan: ponerle espinas a la salida de la pelota. Pero cuando el Madrid se ordena y tira de paciencia asoma el juego torrencial que apareció, por sorpresa, esta vez durante un tiempo.
El Bernabéu ha sido tal coladero en los últimos tiempos que envalentona como nunca a los visitantes. También al Levante de los tres centrales, que quiso llevar el frente, laterales incluidos, al borde del área del Madrid. A ello creyó que le ayudarían la falta de ambientación de un Bernabéu poco poblado bajo la amenaza de gota fría en el cielo y en el suelo y la falta de caras nuevas que regeneren el ánimo. Porque a Hazard no quiso exprimirlo de salida Zidane cuando ya suenan los clarines de la Champions.
Pero el equipo, esta vez, salió por encima de la afición, de la climatología, de los daños colaterales del virus FIFA e incluso de las perspectivas. Empezando por la defensa que, pretemporada incluida, había encajado goles en todos los partidos menos frente al Salzburgo. Esta vez se vio favorecida por la buena sincronización del equipo tras pérdida. El Madrid recuperó pronto y cerca de Aitor. Y en ese 4-2-3-1 vivió confortablemente Kroos, futbolista que tiende a acomodarse, pero que esta vez aceptó la jerarquía que asume con éxito en Alemania.

Benzema superstar

Y, como siempre, apareció Benzema, que lleva más de un año ahogando las penas del equipo y que ha encontrado el gol pasados los treinta. Antes de hacer su doblete había exigido mucho a Aitor. No hubo necesidad añorar a Bale, un futbolista con más gol que afectos.
Quedó claro que no andaba en cuestión el talento sino la organización. El Madrid fue, durante un tiempo, un coro en la presión y en la creación, un equipo que no se partió y que se merendó al Levante con suficiencia. En ese tramo todo le fue bien: Casemiro tapó y llegó, Lucas Vázquez fue el multiusos modélico, James encontró un gran refugio como mediapunta y le dio un gol a Benzema y hasta Vinicius fue desenredando su juego.
En quince minutos el Madrid pareció echar el telón al partido, con dos goles de Benzema de nueve puro (uno de cabeza y otro con un habilidoso remate de izquierdo) y otro de Casemiro, al que la mañana le dio hasta para llegar al área pequeña. El servicio fue de Vinicius.
El gol de Mayoral tras el descanso pareció sólo un paréntesis en el vendaval del Madrid. Benzema mandó un balón al palo, a Vinicius le anularon un gol tras tres minutos deliberaciones de VAR y perdonó otro y Hazard saludó al Bernabéu con una gran jugada a la que Aitor le quitó el lazo del gol. Para entonces el belga andaba en la izquierda, Vinicius en la derecha y el Levante con una zaga de cuatro y Roger en punta. En definitiva, un partido con más espacios, una golosina para James. Pero también un partido que se envenenó con las salidas de Casemiro y Ramos, decisiones imprudentes, y con un cabezazo de Melero que toleró Courtois, decisivo poco después ante Vezo. El Madrid acabó mal, descompuesto, asustado. Ni en los mejores días puede quitarse del Valium el Bernabéu.

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