Histórico: cuatro prórrogas, 65 minutos de Jokic... y triunfo de los Blazers en un partido titánico

Histórico: cuatro prórrogas, 65 minutos de Jokic... y triunfo de los Blazers en un partido titánico



Los Blazers ponen el 1-2 a su favor después del primer partido de playoffs con cuatro prórrogas en 66 años. Hood, héroe inesperado.


Los playoffs 2019 habían completado 50 partidos, más o menos una ronda y media, sin ninguna prórroga. Y en el 51, el tercero de la serie Blazers-Nuggets (el primero en Portland) se jugaron cuatro, más que las tres totales de los playoffs 2017 y las mismas que en todos los de la temporada pasada. Más: fue el segundo partido con cuatro prórrogas de la historia de los playoffs y el primero desde el 21 de marzo de 1953 (hace más de 66 años), cuando los Celtics ganaron a Syracuse Nationals (111-105), una franquicia que estaba todavía a una década de convertise en los Sixers. Hacía cuatro años que no había dos prórrogas en un duelo en las eliminatorias (Bucks-Bulls en 2015) y seis que no se jugaban tres (Bulls-Nets, 2013). Más: Nikola Jokic jugó 64:58, casi 65 minutos y 44 de ellos seguidos sumadas la segunda parte y las cuatro prórrogas. Nadie jugaba tanto en un partido desde aquel de la prehistoria, en 1953, en el que solo estuvieron en pista más que el serbio (67 ambos) Red Rocha y Paul Seymour, los dos de los Nationals, y Bob Cousy (66), de los Celtics. El récord si se añade Regular Season, por cierto, lo tiene Dale Ellis: 69 minutos en el único partido con cinco prórrogas de la edad moderna, un Bucks-Sonics de 1989.
Y más: el partido comenzó a las 7:46 y terminó a las 23:13 de Portland. En versión españolase cerró a las 08:13 de la mañana y el cuarto se juega la noche de mañana domingo, a las 01:00. Menos de 41 horas después. Así que fue (por ciertoganaron los Blazers 140-137) mucho más que un partido, tal vez una batalla tan descomunal, tan sangrienta, que decidió en realidad la guerra: en menos de 41 horas los Nuggets jugarán otra vez a domicilio para evitar un 1-3 casi decisivo. Lo harán con el ánimo por los suelos, los nervios destrozados y después de esos 65 minutos de Jokic, más de 55 de Jamal Murray, unos 50 de Gary Harris y Paul Millsap. Es difícil no pensar que este triunfo ha hecho mucho más que consolidar el factor cancha que los Blazers recuperaron en el segundo partido... pero al mismo tiempo cuesta no conceder al menos la posibilidad de que vuelvan a pasar cosas imposibles. Los Nuggets, desfondados, golpeados en el alma y con un equipo joven e inexperto, tienen que escapar de un pozo absolutamente profundo, más (por pura supervivencia) que el 1-2 y cuarto fuera (en eso el escenario es idéntico) que sí levantaron contra los Spurs en primera ronda. Quizá este partido heroico, esta sucesión agotadora de aciertos épicos y errores groseros, fue la colina en la que murió su temporada 2018-19. El lunes por la mañana y después del cuarto tendremos una fotografía mucho más exacta de la situación. Ahora mismo, suficiente es tenerse en pie.

24 cambios de mando, 18 empates

Porque los Blazers también acabaron, claro, casi muertos. Pero con la victoria en el bolsillo: McCollum jugó 60 minutos, Lillard 58, Kanter 56... y Terry Stotts, el entrenador, llegó a la rueda de prensa asegurando que no recordaba nada de lo que había pasado durante el tiempo reglamentario y las tres primeras prórrogas. Y lo que había pasado había sido un duelo terrible, en el que casi siempre se jugó en distancias mínimas y en el que se acabó con 24 cambios en el mando del marcador y 18 empates. En el tiempo reglamentario falló Aminu y fallaron los Nuggets en la última posesión, en la primera prórroga CJ McCollum empató a falta de 8,7 segundos y Jokic falló un triple fontal, en la segunda nadie anotó en el último minuto y Lillard no pudo esta vez ejecutar con la última bola en sus manos; En la tercera Jamal Murray tuvo el último triple después de que los Nuggets perdieran su gran baza: 125-129 a falta de solo 32 segundos y antes de dos canastas de Lillard y, entre ellas, una dramática pérdida del propio Murray tras revisión arbitral. Y en la cuarta, finalmente, los Nuggets siguieron empujando y mandaron hasta el 135-136 a falta de 27 segundos. Rodney Hood, relativamente fresco (apuesta casi a la fuerza de Stotts en ese tramo final en el que la cancha era un reguero de cadáveres) anotó un triple y siete puntos totales en los, esta vez sí, últimos cinco minutos. El héroe inesperado de una noche de guerra cruenta. Así son los playoffs...

El maldito tiro libre de Nikola Jokic

Con 138-136, tras el triple de Hood, Jokic (ronda el 83% en su carrera) tuvo dos tiros libres pero falló uno y ahí, a menos de seis segundos del final, acabaron definitivamente las opciones de los Nuggets. El pívot, cegado por el cansancio extremo, ya había sumado algunas pérdidas a lo largo de las prórrogas de las que jamás cometería con el oxígeno y las rodillas en niveles normales. Terminó, eso sí, con 33 puntos, 18 rebotes y 14 asistencias después de un esfuerzo, a su manera, absolutamente titánico. Admirable. Primero por talento y después por volumen en un partido en el que tampoco Lillard, asfixiado por la defensa de Gary Harris, estuvo fino (28 puntos, 4/11 en triples). La gran constante y el ejecutor (18 puntos) en las prórrogas fue McCollum, que acabó con 41 y las últimas ideas frescas cuando el partido era una sucesión de rebotes de ataque, jugadores por el suelo, faltas no señaladas, confusión e intercambio casi grotesco de golpes y errores. Murray lo intentó todo (34 puntos, 5 asistencias), tanto que se equivocó demasiado, Barton puso energía y Millsap experiencia... pero pudieron más el factor cancha, un par de golpes de suerte, el talento de McCollum y la aparición final de Hood... Un partido que estuvo mil veces a punto de poner el 2-1 dejó finalmente un 1-2 de apariencia letal para unos Nuggets que dieron la sensación de perder un millón de veces en una sola noche. Con honor y emoción, pero un millón de veces.
Mañana, en horario temprano de Oregón, comenzará un cuarto partido que promete ser una verdadera batalla de supervivencia a poco que los Nuggets recuperen el mínimo aliento y la mínima compostura. No será fácil pero tienen que buscar donde ahora pensarán que no hay nada, porque si un triunfo les hubiera permitido pensar ya más en el quinto partido, de vuelta en Denver, esta terrorífica derrota les deja obligados a levantarse de la lona en tiempo récord y con su gran estrella, el maravilloso fondón Jokic, descompuesto después de haber jugado dos partidos en uno, 44 minutos seguidos y casi 65 totales para acabar teniendo que rumiar un maldito tiro libre fallado tras casi 4 horas de baloncesto. Es el más difícil todavía y será mañana, menos de 41 horas después de uno de los mayores dramas (en ocho actos, cuatro cuartos y cuatro prórrogas) de la historia de los playoffs.

Los playoffs de Jokic ya forman parte de la historia de la NBA

Nikola Jokic, Denver Nuggets, NBA

El serbio está cuajando una gran actuación en su primera participación en playoffs y se está estableciendo definitivamente como el jugador franquicia de los Nuggets.

Los Denver Nuggets cayeron la pasada madrugada ante los Portland Trail Blazers en un partido histórico. El encuentro, que permitió a la franquicia de Oregón ponerse 2-1 en la eliminatoria, fue el primero con 4 prórrogas en playoffs desde 1953, una rareza que permitió al aficionado disfrutar de un choque para los anales. El duelo tuvo de todo: clutch shots, tensión, triples imposibles, fallos inexplicables... Un partido emocionante de principio a fin entre dos equipos que luchan por alcanzar una finales de Conferencia que no juegan desde hace mucho tiempo (desde el 200 en los Blazers y desde 2009 los Nuggets) y que sería un regalo para cualquiera de los dos proyectos.
Tanto en este partido como en el resto de la serie, hubo un nombre propio: Nikola Jokic. El serbio se está reivindicando en playoffs y está realizando un gran esfuerzo para mantener a su equipo vivo. Ya lo hizo ante los Spurs y lo está haciendo también ante los Blazers, contra los que jugó 65 minutos en este último duelo (cuarta mejor marca de la historia en post temporada), consiguiendo además un triple doble, lo que no fue suficiente para que su equipo consiguiera la victoria.
La fase final que está cuajando el pívot ya forma parte de la historia de la NBA. Tras unos primeros partidos dubitativos en primera ronda, Jokic explotó en el cuarto encuentro ante los Spurs, en el que se fue hasta los 29 puntos, 12 rebotes y 8 asistencias. El jugador estaba siendo cuestionado en estos duelos iniciales, y no terminaba de encontrar su mejor toque de muñeca mientras que mostraba un flojo nivel defensivo. A partir de entonces, el serbio ha mejorado sus prestaciones y se ha establecido como el líder que los Nuggets necesitan... y como el jugador franquicia de los Nuggets, que con él en sus filas tienen un gran futuro por delante.
Para poner en relieve lo que el joven baloncestista está haciendo en las presentes eliminatorias por el título, solo tenemos que mitrar sus estadísticas. Está en casi 25 puntos, 12,6 rebotes y más de 9 asistencias. Firma casi un 50% en tiros de campo, cerca del 40% en triples y el 85% en tiros libres. Unas estadísticas bestiales para un hombre que además ha sumado 3 triples-dobles, 5 dobles-dobles y un partido de 43 tantos ante los San Antonio como anotación máxima. Números impresionantes que le dejan como uno de los mejores debutantes de siempre en la fase final.
Si lo comparamos con una leyenda como Magic Johnson, que llevó a su equipo al campeonato en su debut en playoffs (en el que era además su año rookie), vemos que el base de los Lakers se quedó en 18+10,5+9,4 y con peores porcentajes tanto en triples como en tiros libres (mejores en tiros de campo). Siempre es difícil sacar conclusiones de este tipo de comparaciones, pero es una buena referencia para comprobar la magnitud de lo que está haciendo el pívot de los Nuggets. De hecho, Jokic se ha convertido en el primer jugador en sumar tres triples-dobles en sus primeros 10 partidos de playoffs desde Magic ese mismo año (1980).
Ya conocíamos la increíble capacidad de pase que posee el serbio, pero las 9,1 asistencias por choque le dejan como el segundo mejor pasador de las eliminatorias tras Westbrook (10,6) y como el center con más asistencias por partido (Horford y Embiid están en 4,1 y 3,4 respectivamente). De entre los hombres altos, solo Draymond Green se acerca a esta estadística, aunque está claramente por detrás del hombre fuerte de los Nuggets (7,9). 
Además de esto, Jokic demuestra cada noche ser un jugador polivalente, capaz de hacer daño desde el exterior, postear ante casi cualquier defensor e incluso actuar de playmaker en varias fases del juego, encontrando muy bien a sus compañeros. También hemos podido observar como el resto de la plantilla de Denver le busca en los momentos importantes, y a pesar del tiro libre fallado (en un momento clave) ante los de Terry Stotts la pasada madrugada, se ha establecido como uno de los líderes del equipo en los instantes clave de los partidos.
Es difícil saber como se va a resolver la eliminatoria ante los Blazers, pero lo que está claro es que Jokic es un jugador que ha venido para quedarse. Con solo 24 años de edad, ha promediado 20+11+7 en temporada regular, lo que le dejará seguro entre los mejores quintetos de la liga (primero o segundo). Teniendo en cuenta también su precocidad y su correcta ética de trabajo está claro que tiene un gran futuro por delante, y si trabaja bien sus carencias en defensa, podría acabar dominando la NBA en los próximos años. De momento, hay jugador para rato. 

Antetokounmpo silencia el Garden y los Bucks mandan (2-1)

Antetokounmpo silencia el Garden y los Bucks mandan (2-1)

Los Celtics, de más a menos en ataque, se hunden en la segunda parte entre protestas a los árbitros y los Bucks recuperan el factor cancha.


Cayó el Garden y cayó la ventaja, práctica y emocional, que habían amasado en su tremendo primer partido los CelticsEl factor cancha le duró un suspiro a los de Stevens, para los que definitivamente nada puede ser fácil en esta temporada, acabe como acabe. Tampoco han sostenido la jerarquía sobre un rival que, al fin y al cabo, ganó 60 partidos en temporada regular y tiene a un jugador, Giannis Antetokounmpo, que probablemente va a ganarle el MVP a una versión flamígera de James Harden. En el Este vamos a pasar de LeBron James y los Cavaliers a Giannis y los Bucks, Kyrie Irving y los Celtics, Kawhi Leonard y los Raptors o Joel Embiid y los Sixers. En las semifinales, una colisión del big four que llevábamos toda la temporada esperando (año I sin LeBron, el Este busca rey), Raptors y Celtics golpearon muy fuerte de salida pero han recibido daños muy severos en el contrataque de sus rivales.
Los Celtics han perdido la inercia en el juego y la mano en la partida: los terceros partidos son así de importantes. Si el 1-2 les habría permitido jugar con las inseguridades de unos Bucks con poca experiencia, el 1-2 les convierte en el jugador al borde del tablero, obligado a no fallar en el cuarto, que se juega el lunes (01:00, hora española). Lo peor de la derrota para ellos fue que no llegó en una noche negra ni en un partido inclinado muy rápido a favor de unos Bucks que, ya se sabe, no corren: en cuanto aceleran, vuelan. No, casi a mitad del tercer cuarto el marcador era 69-69, Kyrie y Giannis llevaban 17 puntos cada uno y ambos equipos sumaban un idéntico 26/52 en tiros. A partir de ahí, cuando más tenían que pesar el Garden, la experiencia, Kyrie y Stevens, fueron los Bucks los que ganaron el partido gracias a un apabullante final de tercer cuarto en el que convirtieron un 82-81 en un 82-93 con George Hill (11 de sus 21 puntos ahí) como ejecutor y Antetokounmpo como constante MVP. En una sucesión de tiros libres visitantes que sacó del partido a unos Celtics demasiado nerviosos, las ventajas volaron (94-111 a mitad del cuarto, una canasta en juego local en seis minutos) y se llevaron el factor cancha de vuelta a Milwaukee. Allí los Celtics tendrán que volver a ganar, como mínimo y por ahora, un partido más.
En el último cuarto los Celtics anotaron 16 tiros libres (29 puntos totales) e igualaron (32 por 36) la estadística de viajes a la línea de personal que había reventado Antetokounmpo (16/22). Antes, frustrados, empezaron a pasar menos a medida que protestaban más y acabaron entrando de lleno, un pecado en su pista, en el tipo de partido que quería su rival: 17 asistencias en el primer tiempo, solo siete en el segundo, una sucesión de penetraciones y botes hacia ninguna parte que facilitaron las llegadas en transición y los tiros abiertos de unos Bucks que concedieron más en sus esquinas para colapsar totalmente la zona, donde Giannis anotó más que todos los Celtics y el marcador global fue de 24-52. Si se suma un 16-42 en puntos de banquillo, el resultado es unos problemas mucho mayores que el arbitraje para los de Stevens, a los que se le ha ido descosiendo su excelente plan anti Giannis del pasado domingo, que de repente queda muy lejos. El griego (32 puntos, 13 rebotes, 8 asistencias) jugó cómodo, anotó todos sus puntos en la pintura o desde la línea de personal (la décima que lo hace para más de 30 en esta temporada, un dato estremecedor) y encontró siempre a sus compañeros en buenas posiciones. En un día gris de Lopez y Bledsoe (siempre en un vía crucis contra este rival), respondieron Middleton (20 puntos, 3/6 en triples), el decisivo Hill (21 y 9/12 en tiros totales) y Connaughton (14 y 4/9 de tres). Mirotic volvió a ser titular y acabó con 13 puntos, 3 rebotes y 3 triples (3/7) en el que puede ser, otra excelente noticia para Budenholzer, el último partido de la serie sin Malcolm Brogdon.
Los Celtics volvieron a tener mandíbula de cristal, algo nada inhabitual esta temporada y que resultaba impensable la pasada. Cuando desapareció el juego colectivo, solo parecía pensar en los demás un Hayward que sin embargo no era capaz de cocinarse nada para sí mismo (2/8 en tiros, 10 puntos y 5 asistencias). Giannis condiciona una rotación en la que Baynes se quedó fuera y Ojeleye este vez dio buenos minutos en defensa pero complicados en ataque. Kyrie , que se quejó del arbitraje ("lo de los tiros libres empieza a ser ridículo, están ralentizando toltamente el juego") pero también de su falta de eficiencia ("no podemos fallar bandejas, protestar tanto...."), acabó con 29 puntos y 6 asistencias pero un 8/22 en tiros que es un 12/40 en los dos últimos partidos, en los que ha estado muy lejos de lo que necesita de él su equipo para sortear a los Bucks, algo que en todo caso quizá no vuelvan a hacer si a Al Horford (17+8+5) le sigue sin funcionar el cepo sobre Antetokounmpo, que vuelve a condicionar todo lo que pasa en la pista (tremendo trabajo de intimidación defensiva en su aro), como fue durante toda la Regular Season pero como no sucedió en el primer partido de esta serie, que va virando hacia el verde mucho más oscuro de Wisconsin.
Para los Celtics es tan sencillo (y tan complicado) como que esta vez no son el mejor equipo de la eliminatoria si no hacen partidos perfectos... o casi perfectos. Los Bucks no son los Pacers. Y los de Stevens llevan dos seguidos jugando unas muy malas segundas partes en las que los cortocircuitos ofensivos hacen que les salten también los plomos en defensa. Por primera vez después de casi una semana de eliminatoria, son ellos los que van a remolque y los que jugarán ahora sin margen de error ante un rival tremendo que ha dado en los últimos dos partidos una tremenda lección de cohesión, energía y confianza. Es, al fin y al cabo, un equipo que viene de ganar 60 partidos. Y, después de un arranque de serie de pesadilla, resulta obvio que vuelve a creer que es así: un problema gigante para los Celtics.

Lue entrenará a los Lakers: le avalan LeBron, Phil Jackson...


Lue entrenará a los Lakers: le avalan LeBron, Phil Jackson...

Falta el movimiento oficial pero es un secreto a voces: Lue se reunirá con LeBron en los Lakers, donde fue dos veces campeón como jugador.


Si había alguna duda, ya no existe: Tyronn Lue será el próximo entrenador de los 
Lakers y tomará el mando de la franquicia en un momento de máxima presión, tras una temporada calamitosa y cuando está en juego no malgastar definitivamente el tremendo golpe de efecto que fue, hace todavía menos de un año, la llegada de LeBron James.
El fichaje no es oficial, y ni siquiera hay todavía una oferta angelina en firme, pero parece obvio que el interés mutuo es total, más después de que los Suns cerraran el fichaje de Monty Williams, otro que se había reunido con Jeanie Buss y su polémico equipo (el matrimonio Rambis, Rob Pelinka...). Jason Kidd tuvo su encuentro pero nunca un interés muy real, y Juwan Howard parecía una tercera opción por detrás de Williams y Lue, que fue el que más convenció en una reunión que algunos definieron como "muy emocional" y en la que Buss llegó a llorar analizando la situación del equipo y sus aspiraciones de futuro. Los Lakers, es obvio y todas las partes son conscientes, se juegan mucho.
Las fuentes más cercanas al núcleo duro de los Lakers aseguran que el fichaje de Williams por los Suns no ha cambiado los planes, solo los ha acelerado: ya estaba en la pole position un Lue que está en Las Vegas para asistir al combate entre Canelo y Jacobs y que espera allí acontecimientos... y una oferta en firme. Pero, si no sucede nada muy raro, su destino es reunirse otra vez con LeBron James, con el que fue campeón en 2016, técnico y gran estrella de los Cavaliers que remontaron un 3-1 a los Warriors. A favor de Lue ha corrido que se le considera mejor preparado en lo táctico que Williams, su relación con LeBron y su entorno y su disposición a rodearse de un equipo de colaboradores de primer nivel, algo que nunca hizo Luke Walton, el asunto que finalmente frenó cualquier opción de que siguiera en L.A.
Lue fue campeón con la camiseta de los Lakers (2000, 2001), en el equipo de Shaquille O'Neal y Kobe Bryant, y después de retirarse ejerció como asistente de Doc Rivers en los Celtics y los Clippers, desde donde saltó a los Cavaliers, primero como asistente de David Blatt y después como entreanador principal tras el despido de este. En dos temporadas y medio llevó a los Cavs a tres Finales y un título, ese tan deseado de 2016. Él conectó con LeBron pero también fue muy exigente con él, algo que nunca pudo hacer Blatt, tiene una excelente reputación en la NBA, y le avalan tanto Rivers como Phil Jackson, que le tuvo como jugador y que ha aconsejado a Jeanie Buss, de la que fue pareja. También Magic Johnson, que ya no es oficialmente presidente de operación, aconsejó a la propietaria que se decantara por la opción que siempre ha parecido más obvia y más segura. Ahora, a esperar a qué se cierre y a ver qué depara el mercado...



























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